Castro del Monte do Facho
Se trata de un Yacimiento galaico romano localizado en el Alto do Facho.
El lugar acogió a lo largo de los siglos distintas expresiones de la vida en la comarca, empezando en el s. X a.C. con un poblado en la ladera este, hasta el s. VI a.C. cuando surge el castro galaico, poblado fortificado que subsistirá hasta el siglo I a.C. De él aún podemos ver parte de las murallas, el foso, las piedras que conformaban sus viviendas y que hoy cubren las laderas del monte, los vertederos de basura en las márgenes del poblado o la topografía actual del monte que deriva tanto de la construcción misma del poblado cómo de la configuración natural.
Posteriormente, un santuario levantado sobre la cumbre va a recoger las viejas creencias de los que habían vivido en el castro, para dotarlas a lo largo de los siglos II al IV d.C., de un nuevo carácter, ahora marcado por el proceso de asimilación de la cultura latina en la región del imperio romano, llamado Gallaecia.
Se encuentran 161 altares, en el que hace casi dos mil años debió ser un bosque de aras levantadas sobre la cumbre del monte. La función de estes altares eran la de ofrenda al dios un pequeño monumento que recogiera en una inscripción la condición de exvoto, así como la divinidad a la que iba dirigida, en ocasiones el nombre del oferente y a veces hasta los motivos de la misma.
Los ejemplos del Monte del Facho constatan la interpretación que hacen los galaicos de los modelos originales romanos. Al lado de escasos ejemplos clásicos, encontramos la reformulación del ambiente provincial galaico, con variaciones en la morfología y un enriquecimiento ornamental, que llega en las últimas fases del santuario, a unas formas muy alejadas de los modelos romanos. Un proceso que expresa la creación de una identidad estética y simbólica galaico-romana. Los altares votivos, ara en latín, son los hallazgos más significativos de las excavaciones del Monte do Facho y forman parte del Santuario Galaico-romano del dios.
El santuario se disponía en un área en pendiente que circunda la cumbre del monte. Existen restos de columnas que indican la existencia de un edificio, pero hasta ahora solo conocemos una disposición a cielo abierto de altares que, hincados en la tierra y en gran número, ocupaban buena parte de ese área. Una acumulación que motivó la tendencia de los monumentos a ser estrechos y altos, configurando lo que a la vista parecía un «bosque de aras». Al final de la existencia del santuario, el lugar fue abandonado; las aras fueron cayendo y acopiándose, a veces fragmentadas, para permanecer así hasta nuestros días
El lugar acogió a lo largo de los siglos distintas expresiones de la vida en la comarca, empezando en el s. X a.C. con un poblado en la ladera este, hasta el s. VI a.C. cuando surge el castro galaico, poblado fortificado que subsistirá hasta el siglo I a.C. De él aún podemos ver parte de las murallas, el foso, las piedras que conformaban sus viviendas y que hoy cubren las laderas del monte, los vertederos de basura en las márgenes del poblado o la topografía actual del monte que deriva tanto de la construcción misma del poblado cómo de la configuración natural.
Posteriormente, un santuario levantado sobre la cumbre va a recoger las viejas creencias de los que habían vivido en el castro, para dotarlas a lo largo de los siglos II al IV d.C., de un nuevo carácter, ahora marcado por el proceso de asimilación de la cultura latina en la región del imperio romano, llamado Gallaecia.
Se encuentran 161 altares, en el que hace casi dos mil años debió ser un bosque de aras levantadas sobre la cumbre del monte. La función de estes altares eran la de ofrenda al dios un pequeño monumento que recogiera en una inscripción la condición de exvoto, así como la divinidad a la que iba dirigida, en ocasiones el nombre del oferente y a veces hasta los motivos de la misma.
Los ejemplos del Monte del Facho constatan la interpretación que hacen los galaicos de los modelos originales romanos. Al lado de escasos ejemplos clásicos, encontramos la reformulación del ambiente provincial galaico, con variaciones en la morfología y un enriquecimiento ornamental, que llega en las últimas fases del santuario, a unas formas muy alejadas de los modelos romanos. Un proceso que expresa la creación de una identidad estética y simbólica galaico-romana. Los altares votivos, ara en latín, son los hallazgos más significativos de las excavaciones del Monte do Facho y forman parte del Santuario Galaico-romano del dios.
El santuario se disponía en un área en pendiente que circunda la cumbre del monte. Existen restos de columnas que indican la existencia de un edificio, pero hasta ahora solo conocemos una disposición a cielo abierto de altares que, hincados en la tierra y en gran número, ocupaban buena parte de ese área. Una acumulación que motivó la tendencia de los monumentos a ser estrechos y altos, configurando lo que a la vista parecía un «bosque de aras». Al final de la existencia del santuario, el lugar fue abandonado; las aras fueron cayendo y acopiándose, a veces fragmentadas, para permanecer así hasta nuestros días
Accesos
- Accesos a pie: Sí
Características
- Descripción del entorno: Con vistas panorámicas
- Interés Paisajístico: Elevado
- Propiedad: Mixta
- Protección Legal: Sí
- Organismo responsable: Concello de Cangas
- Adscripción Cultural : Edad de Bronce
- Protección Física : Consolidación y restauración
- Abierto festivos: Sí
- Adscripción / Tipología: Castro
Figuras de protección
- Figura de Protección: BIC