Rías Baixas: las celebraciones que fascinan al mundo
En ningún otro rincón encontrarás tanta vida concentrada en tan poco espacio. Aquí, las recetas se heredan como joyas, los pueblos celebran su historia a lo grande, y el pasado cobra vida en cada fiesta. Desde vinos que hablan del trabajo y de la tierra, hasta rituales donde naturaleza y tradición se enfrentan sin palabras. En las Rías Baixas, cada temporada trae su propio espectáculo: desfiles de flores, batallas simbólicas, aromas ancestrales y sabores que dejan huella. Ven, y déjate llevar por una tierra que sabe cómo celebrar lo suyo.
En invierno, Lalín se transforma en la capital mundial del cocido. Lo que nació en 1968 como una jornada dedicada a ensalzar la gastronomía local ha evolucionado hasta convertirse en todo un Mes del Cocido. Esta localidad de la comarca de Deza reúne a decenas de miles de personas que acuden a disfrutar de este plato tradicional, una receta que combina más de una docena de ingredientes para ofrecer, en cada bocado, el auténtico sabor del mejor cocido.

Baiona acoge cada año una de las celebraciones medievales más singulares de las Rías Baixas. La villa se transforma para revivir un hecho histórico: la llegada de la Carabela Pinta, el 1 de marzo de 1493, con Martín Alonso Pinzón al mando, anunciando el descubrimiento de un nuevo mundo. Durante estos días, la localidad se llena de vida con caballeros, damas, artesanos, herreros, bufones, taberneros, hechiceras y otros personajes que devuelven al presente la atmósfera del siglo XV. Miles de personas se sumergen en esta experiencia única, donde la historia se convierte en espectáculo.

Con más de 500 millones de años de historia, la lamprea es uno de los peces más antiguos del planeta. Nace en el río, desciende hasta el mar y regresa al Miño para completar su ciclo vital. En Arbo, este curioso y apreciado manjar es el protagonista de una de las fiestas gastronómicas más destacadas de Galicia. Allí se cocina de múltiples formas y se convierte en el centro de una celebración que también pone en valor los productos de calidad de las comarcas del Condado y A Paradanta.
Lo que comenzó a principios del siglo XIX como una sencilla costumbre de decorar el paso del Corpus Christi con pequeñas alfombras florales en Ponteareas, se ha convertido hoy en una gran celebración de arte efímero reconocida a nivel turístico. La comunidad entera se vuelca en crear un impresionante tapiz de más de 5.000 metros cuadrados, hecho con flores recogidas a lo largo del año. Es una fiesta que despierta los sentidos: una explosión de color, aroma y texturas que transforma las calles en un auténtico espectáculo.
Cada año, un espectáculo único capta la atención de fotógrafos y fotógrafas de todo el mundo por su intensidad visual y fuerza simbólica. En Sabucedo, A Estrada, se celebra una tradición que se remonta al siglo XVIII: el encuentro entre el ser humano y el caballo para limpiar a los animales de parásitos. Sin cuerdas ni herramientas, los “aloitadores” se enfrentan cuerpo a cuerpo con los caballos salvajes, usando solo su habilidad y destreza. Estos animales viven en libertad en los montes durante todo el año, hasta que llega el momento del ancestral rito.

Cada verano, los vikingos regresan a Galicia. A bordo de sus emblemáticos drakkars, desembarcan junto a las Torres de Oeste, en Catoira, con ganas de celebrar. Lo que fue una temida invasión es hoy una fiesta multitudinaria que atrae a miles de personas dispuestas a revivir una historia con más de mil años de antigüedad. Esta representación teatral se ha convertido en un emblema compartido por muchas comunidades de la Europa atlántica que, como Catoira, un día sintieron el eco de las incursiones vikingas.

Cambados rinde cada año un tributo multitudinario al albariño, considerado el príncipe de los vinos gallegos. Lo que comenzó como una competición entre bodegas locales, coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Pastora —patrona de esta villa del Salnés—, se ha convertido en una de las celebraciones enológicas más reconocidas de Galicia. Hoy en día, la fiesta reúne a decenas de miles de personas y refleja el profundo vínculo de Cambados con la cultura del vino, gracias a una programación diversa que abarca desde la tradición hasta la innovación, bajo el sello de calidad de la Denominación de Origen Rías Baixas.
