Mitos y Leyendas
As Rías Baixas están repletas de historias y leyendas que inspiran creencias, miedo o misterio.
La mitología forma parte de nuestra cultura. Está presente en expresiones que fueron secularizadas o en creencias de carácter imaginario, o puede basarse en la tradición y en las costumbres para explicar alguna fuerza natural o fenómenos inexplicables.
En la provincia de Pontevedra existen leyendas de amor, históricas, de cuento y hasta las más macabras, que parecen salidas de una película de terror, de las que cada persona saca su propia enseñanza o conclusión.
Existen miles de mitos y leyendas en torno a fiestas religiosas, como las súplicas a la Virgen de los Milagros de Amil en Moraña, las luchas entre moros y cristianos en la romería de Nuestra Señora de A Franqueira en A Cañiza, la cura del mal de ojo gracias a la Virgen de O Corpiño de Lalín, la devoción hacia otros santos milagrosos para curar enfermedades, como San Benitiño de Lérez en Pontevedra o Santa Paderna en A Estrada, entre otros.
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Conoce algunas que nos han acompañado durante siglos:
El monasterio cisterciense de A Armenteira se encuentra en la parroquia del mismo nombre, en el municipio de Meis. Fue fundado en el año 1149 por Ero, un abad del antiguo monasterio.
Una tarde Ero se encontraba paseando por A Armenteira, llegó a una fuente de agua clara sobre la que cantaba un pajarillo y, como su canto era tan grato y melodioso, Ero se quedó allí sentado observándolo hasta que se durmió. Cuando despertó, habían pasado 300 años; volvió a su monasterio, pero lo encontró irreconocible, con un gran pórtico, y no conocía a los monjes que allí había, quienes, sorprendidos, escucharon su relato y aclamaron:
"¡Nunca tan gran maravilla
como Deus por este fez
polo rogo de sa madre
Virgen santa de gran prez!"
El 23 de octubre de 1702 tuvo lugar en la ría de Vigo una batalla entre la flota española y la inglesa. La primera tenía el objetivo de descargar sus mercancías de oro, plata y productos exóticos procedentes de la India, pero, diezmada por sus constantes enfrentamientos con holandeses e ingleses, hizo escala en la ría de Vigo para descansar de un largo viaje. Las tropas inglesas se enteraron de que el tesoro mayor guardado permanecía escondido en los galeones españoles que surcaban estas aguas y los atacaron.
A pesar del esfuerzo de los españoles, la victoria fue del almirante Rooke y de su flota, que se llevó parte del botín, pero muchos galeones se hundieron en la ría y, por lo tanto, el tesoro se perdió.
Este tesoro, de incalculable valor, duerme bajo las aguas de la ría de Vigo, cerca de la isla de San Simón

En Galicia existe la creencia de que las ánimas se manifiestan y vagan después de la muerte.
Una muy arraigada en nuestra tierra es la relacionada con las visitas de las almas para anunciar la muerte de alguna vecina, vecino o pariente. La Santa Compaña o Estadea, fantasmas, almas en pena, se le aparece a quien se aventura por sendas y caminos extraviados, a la hora en que ellas salen de sus antros, para anunciar la muerte de alguien, en cuya casa entran o en cuyo tejado arrojan una piedra. Esta creencia está tan generalizada que no hay rincón de Galicia en el que no se crea en la Santa Compaña y en sus siniestras apariciones.
La Santa Compaña está formada por ánimas que caminan formando dos hileras y envueltas en sudarios, con las manos frías y los pies descalzos. Cada una de ellas lleva una luz, pero es invisible; solo un olor a cera y un ligero viento son las señales de que está pasando la legión de espectros. Al frente camina el de mayor tamaño, la Estadea. Algunas veces quien presencia el paso puede ver a un familiar en el ataúd, el cual no tarda en morir.
Podría suceder que quien encuentra el paso a altas horas de la noche se vea obligado a seguir al cortejo portando una cruz y un caldero. Esta persona podría quedar libre si le cede el testigo a otra que presencie la comitiva; así, le entregaría la cruz y el caldero, y esta pasaría a acompañar a los espectros
Es una de las leyendas más antiguas del municipio de Sanxenxo. Está relacionada con ritos o cultos a la fecundidad y tiene por escenario la ermita y la playa de A Lanzada. El topónimo se vincula al hecho de lanzar el feitizo o meigallo, e invoca en su origen a una diosa pagana que, con el paso del tiempo, se cristianizó en devoción a la Virgen.
El culto a la fecundidad tuvo y aún tiene mucho arraigo en nuestra cultura. Fue uno de los problemas más preocupantes en la sociedad preindustrial, debido a la alta mortalidad infantil y a los problemas para concebir hijas e hijos sanos. La creencia popular dice que la mujer deseosa de vencer la esterilidad tendrá que acudir a la playa de Nosa Señora de Area o de A Lanzada el último sábado del mes de agosto a las doce de la noche a la luz de la luna y ser golpeada por nueve olas para poder curarse de su esterilidad e implorar a la madre de Dios que la libere del meigallo, del mal de ojo, del feitizo y de todos los maleficios, sortilegios y brujerías de las personas que le quieren mal.
Al amanecer, después del baño, las y los devotos entran en la capilla, pasan por el retablo y el ábside barriendo con una escoba, y terminan la visita haciendo las ofrendas de petición y acción de gracias, que consisten en dinero, cereales, velas o figuras de cera y sandías. Los favores que suelen pedirse o agradecerse son el amparo para la gente de mar, protección para todo tipo de enfermedades nerviosas y la fecundidad.
La creencia indica que, posteriormente, las y los devotos deben tomar el sol en la roca conocida como “la cama de la Virgen”, situada en la rompiente del mar al pie de la ermita.
Coincidiendo con estas fechas, el último fin de semana de agosto se celebra la festividad de la Virgen de A Lanzada
La ciudad de Pontevedra es la capital de la provincia del mismo nombre y cuenta la leyenda que fue fundada por Teucro, uno de los héroes de la guerra de Troya.
Teucro, tras ser rechazado por su padre, el rey de Salamina, vagó por el mundo hasta llegar a estas tierras, donde decidió establecer un asentamiento con el nombre de Helenes. Fundó un pueblo al que sus vecinos llaman el pueblo de los helenos o helenes.
Cuenta la leyenda que, tras la llegada de Teucro, se alcanzó la paz porque sus seguidores interceptaban toda embarcación que se acercase para evitar así los ataques a los que, desgraciadamente, estaban acostumbrados.
En Redondela se celebra cada año, como en muchos municipios de la provincia, el día del Corpus Christi, pero en este municipio de la ría de Vigo se conmemora también una hazaña de los jóvenes que derrotaron a la Coca.
La Coca es un animal con cuerpo de dragón, cola de serpiente, alas enormes y patas con afiladas garras que vive en mares y ríos.
Esta especie de dragón apareció un día en Redondela y comenzó a llevarse a las niñas más bonitas de lugar. Las vecinas y vecinos de Redondela idearon la manera de vencer a la Coca; organizaron un grupo de veinticuatro hombres, que se batieron en duelo con ella y lograron matarla con sus espadas. Inmediatamente, se formó una gran procesión en la que los luchadores danzaban alrededor del dragón y las mujeres seguían el baile cogiendo a las niñas en brazos.
He aquí el origen de la danza de las espadas y del baile de las penlas, con los que anualmente se celebra la muerte de la Coca. Este dragón lleva en su barriga a dos niñas y recorre las calles abriendo y cerrando la boca y moviendo la cabeza. Como dice la copla:
“Outra vez temos a Coca
de ruada en Redondela,
non abrirá moito a boca
para que non fuxan dela

En Ponte Arnelas, lugar limítrofe entre el municipio de Vilanova de Arousa y Ribadumia, se encuentra en el conocido como Ponte dos Padriños, construido en la Edad Media y restaurado en el siglo xvi. Recibe este nombre porque se considera que en este lugar se practicaban antiguamente un rito de fertilidad y un bautizo prenatal.
Cuenta la leyenda que una mujer que no conseguía finalizar sus períodos de gestación decidió acercarse acompañada a este puente para impedir el paso de cualquier animal o persona que intentase cruzarlo a partir de medianoche. Al finalizar la noche, la mujer le pidió al primer hombre que cruzó el puente que vertiese agua del río Umia sobre su vientre, una especie de “bautismo de barriga” para llevar a cabo este rito de fertilidad.
Al terminar, esa mujer invitó al hombre que llevó a cabo el rito de fertilidad, y futuro padrino, a comer y, a continuación, ella, el futuro padrino y todas las personas que los acompañaban arrojaron, desde el puente y por encima de sus cabezas, la vajilla utilizada.
Nueve meses después, nació la criatura y este hombre se convirtió oficialmente en su padrino. El niño recibió el nombre de Alberto, en honor a la estatua de piedra con la imagen de san Alberto situada en el crucero que preside el puente.
Visto el resultado, fueron muchas las mujeres las que se acercaron a Ponte Arnelas a realizar este rito de fertilidad, y las niñas y niños que nacían recibían el nombre de Alberta o Alberto.
Según la leyenda, una noche fría y lluviosa de invierno, tras subir la ladera del monte Landín, en Mondariz, un peregrino llegó exhausto a los pies del castillo de Sobroso. El señor del castillo, don Fiz Sarmiento, le abrió sus puertas y le dio de comer, y, teniendo en cuenta su estado, le pidió que se quedase unos días a descansar antes de proseguir su camino. Don Fiz Sarmiento tuvo que ausentarse durante su estancia porque los Reyes Católicos le habían pedido ayuda para expulsar a los musulmanes de Granada y, mientras él no estaba, lo atendió su esposa, Floralba.
En ausencia del señor, el peregrino se enamoró de Floralba y ella de él, por lo que decidieron fugarse.
Cuando don Fiz Sarmiento regresó al castillo de Sobroso y se percató de lo ocurrido, reaccionó con rabia, pidió que retirasen todas las pertenencias de Floralba y que las quemasen, y prohibió que se pronunciase su nombre. Después se encerró en la torre del homenaje del castillo para llorar su pérdida.
Una tarde, llamaron al portón de la entrada del castillo y anunciaron la llegada de Floralba para suplicar el perdón de don Fiz y pedirle cobijo porque el peregrino había sido atacado por una bestia y muerto al caer a un pozo, pero este se negó y no le permitió entrar. Aquella noche clara de luna llena, Floralba cayó muerta a las puertas del castillo. Cuando avisaron a don Fiz de su fallecimiento, recogió su cuerpo, subió a lo alto de la torre del homenaje, lo tiró a la ladera del monte y ordenó que nadie la tocase.
Como los cuerpos del peregrino y Floralba no fueron sepultados en terreno santo, sus almas fueron víctimas de una maldición. Así, en noches claras de luna llena el fantasma de Floralba puede verse dando vueltas alrededor del castillo de Sobroso, suplicando que le abran la puerta, y, en noches frías y lluviosas de invierno, el fantasma del peregrino aparece a los pies del monte Landín en dirección al castillo.
Durante la Noche de San Juan el agua tiene efectos milagrosos: cura y concede todo. Así, se recogen el auga do paxaro y a pel da auga y se ponen en un recipiente.
En Cambados bañan a las personas con mal de ojo en la fuente de Bexán.
Las personas con enfermedades de la piel se curan al introducirse nueve veces en el río Miño y dejar la ropa vieja en un árbol.
En O Rosal se enciende una hoguera sobre el puente del río Tamuxe. A las doce de la noche, las personas enfermas se sumergen nueve veces en el río mientras desde arriba les tiran piñas ardiendo para purificar las aguas. Al Miño van las meigas a coger demiños o demachiños (diablillos), que después guardan en cajas o alfileteros de plata.
Las hogueras, también conocidas como lumieiras, lumeiradas o cacharelas, son lo más típico de esta noche. Se celebran en toda Galicia y constituyen el llamado lume novo (fuego nuevo), que ayuda a dar fuerza al sol y a la vida. Saltar sobre el fuego trae suerte y asegura la buena fortuna.
En Silleda saltan el fuego las jóvenes en edad de casarse para conseguirlo ese mismo año.
En Marín curan el enganido (la falta de energía) quemando en una hoguera hierbas recogidas en la Noche de San Juan. Y en toda la provincia de Pontevedra se salta el fuego diciendo:
“Salto por riba
do lume de San Xoán
pra que non me trabe
nin cobra nin can”
