Apertura de la exposición “Un sueño llamado Soutomaior: María Vinyals 1910-1917”
La Diputación de Pontevedra mantiene su apuesta por recuperar la figura de María Vinyals y Ferrés. El 17 de diciembre se inaugura en el Castillo de Soutomaior la exposición “Un sueño llamado Soutomaior: María Vinyals 1910-1917” donde se aborda de manera monográfica los años que su familia pasó en la antigua fortaleza de la provincia de Pontevedra. Puede visitarse hasta el 29 de febrero de martes a viernes, de 10.00 a 19.00 horas, y los sábados, domingos y festivos, de 10.00 a 18.00 horas.
La muestra incluye objetos inéditos hasta el momento y estará dividida en cuatro ámbitos: vida cultural, vida familiar, el sanatorio Lluria y las circunstancias en las que se perdió el castillo. Además, a través de paneles se informará al público sobre la época que se pretende ilustrar. Se trata de un período floreciente en el que pasaron por el recinto políticos, intelectuales y científicos con un papel relevante en la historia del siglo pasado.
La nueva exposición trata de forma monográfica el período en el cual María Vinyals y Ferrés, tras haber heredado en el año 1908 de su tío Antonio Aguilar y Correa el castillo de Soutomaior, se trasladó a la antigua fortaleza con su segundo esposo, Enrique Lluria Despau. Junto a ellos llegarían al castillo el único hijo de ambos, Roger Lluria Vinyals, y las hijas e hijos procedentes de sus anteriores matrimonios.
Entre 1910 y 1917 María Vinyals procuraría a toda la prole una elevada educación, que incluía el estudio de inglés y francés, el arte y la historia. Durante aquellos años pasaron por el castillo personajes ilustres de la sociedad gallega y española del período, como el pintor Joaquín Sorolla, el escultor Mariano Benlliure, el polifacético Castelao o la escritora Emilia Pardo Bazán. Incluso el popular aviador francés Védrines visitaría la antigua fortaleza invitado por el doctor Lluria.
Proyecto de este último fue el famoso sanatorio al que dio nombre, un moderno complejo hospitalario creado en el entorno de la antigua fortaleza y que daría asistencia durante seis años a pacientes que padecían enfermedades urinarias y artritismo. Pero a pesar de la prosperidad del sanatorio durante los primeros años de su creación, el estallido de la Gran Guerra supuso un proceso de declive que ya nunca se detendría.
Ni siquiera el esfuerzo de la ilustre propietaria tratando de buscar nuevas fuentes de ingresos explotando los recursos productivos existentes en el entorno del castillo llegó a cristalizar. Por entonces los ideales políticos de la pareja habían empezado ya a despertar recelos, y la Guardia Civil registró el castillo. El final del sueño de crear un hogar en aquel entorno paradisíaco se esfumó en 1917 cuando la familia se trasladó a Madrid.