Fontao: la mina de las grandes guerras
Visita el poblado minero de Vila de Cruces que surtió a Europa de estaño y wolframio para la fabricación de material bélico
Las minas de Fontao se explotaron durante 90 años. A finales del XIX el ingeniero británico Henry Winter Burbury se hizo con la propiedad e impulsó la actividad minera, iniciando una etapa de prosperidad en Vila de Cruces. Esta localidad jugó un papel determinante en la economía nacional y en el devenir de las grandes guerras en Europa. Sus vecinos obtenían estaño y wolframio con el que se construía material bélico.
Fueron la caída del precio de los minerales y el traslado de las contiendas hacia Asia y África los que dejaron a las galerías paulatinamente sin actividad en torno al año 1963. Una década después se clausuró la última brecha a cielo abierto, y la frenética actividad de antaño dejaba paso a un escenario desierto que hoy trata de mantener vivo el legado cultural e histórico de la comarca por medio de un Museo de la Minería.
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La historia de Fontao es apasionante. La etapa inicial, en la que se realizaba el trabajo de forma rudimentaria, fue seguida por la incorporación de los conocimientos mineros importados por los propietarios ingleses y franceses de la mina. Así se forjó una industria puntera capaz de aprovechar la cotización de los metales en Europa durante esa época.
Recuperar la historia
El Museo de la Minería de Fontao tiene como objetivo difundir el legado cultural relacionado directa o indirectamente con la mina de Fontao mediante la recuperación de documentos, planos, publicaciones, fotografías y testimonios de todo el material relacionado con esta temática y velar por la conservación, recuperación y puesta en valor del patrimonio industrial y minero de Fontao. Se puede visitar la colección abierta al público en las instalaciones de servicios comunes como el antiguo cine, la capilla y las escuelas, así como los espacios exteriores.
En torno a la mina de Vila de Cruces se dieron cita grandes empresarios, ingenieros, aventureros, espías fugitivos y presos republicanos. A Fontao llegaban presos políticos obligados a realizar trabajos durante la Dictadura. Tal era el nivel de actividad que en 1956 los dueños construyeron todo un poblado minero alrededor de las galerías. Incluía viviendas, un campo de fútbol, una escuela, un cine y una iglesia. Apenas cinco años se iniciaba el cese de los trabajos y en 1974 se echaba el cierre definitivo.
“Forjó una industria puntera capaz de aprovechar la cotización de los metales en Europa durante esa época”
Durante casi el siglo que duró la actividad extractiva en la zona se modificó el paisaje y se creó un importante patrimonio industrial y minero del que se conservan elementos representativos que hoy ayudan a entender cómo fueron los años de esplendor de la mina y la organización de trabajadores y vecinos.
Aprovecha la visita para conocer el monasterio de Camanzo, el Hotel Balneario Baños da Brea o la Casa Museo A Solaina y degustar el famosísimo galo de curral de Vila de Cruces.