Una taza de vino en los "furanchos" de Moaña
El barrio histórico de Moaña, al contrario de lo que ocurre en la mayoría de las villas y ciudades, está fuera del casco urbano. El centro se sitúa a orillas del mar, como en todos los pueblos pesqueros de las rías gallegas que crecieron en torno a la intensa actividad de los puertos, pero el origen de este dinámico municipio de la comarca de O Morrazo se halla en la parte alta, concretamente en la parroquia de San Martiño.
Allí encontramos una bella iglesia románica del siglo XII y un barrio, el de O Cruceiro, en el que se entremezclan casas centenarias con otras edificadas en las últimas décadas. Ése es el escenario de la gran fiesta en la que los furanchos son el punto de encuentro de miles de personas.
Los bajos de las antiguas casas del barrio se convierten por unos días en tabernas en las que compartir una taza de blanco o tinto y degustar castañas, empanada o tortilla con los amigos
Cada 11 de noviembre los moañeses suben a la fiesta de San Martiño, donde acuden también cientos de personas llegadas de otros puntos de O Morrazo y del resto de Galicia. Los bajos de las antiguas viviendas se convierten en furanchos, llenos hasta la bandera y con un bullicioso ambiente, en los que grupos de amigos comparten tazas de vino casero acompañadas de productos típicos gallegos.
Gaitas, panderetas, bombos y panderos suenan en las tascas, donde los músicos improvisan muiñeiras –el baile tradicional gallego– y otras piezas musicales.
La fiesta de San Martiño arranca el 9 de noviembre y se extiende, casi sin descanso, desde la mañana hasta altas horas de la madrugada durante las cuatro jornadas siguientes. Junto a los furanchos se montan en el entorno de la iglesia grandes carpas con mostradores para servir también vino, empanada, tortilla y distintos platos con carne de cerdo. En conjunto, el público puede visitar hasta veinte tabernas entre viviendas e instalaciones al aire libre. El barrio de O Cruceiro se convierte en un enorme y multitudinario recinto festivo.
La procesión del día 11, festividad de San Martiño, representa el punto álgido de la fiesta. La imagen del santo es portada desde el templo junto con la figura de la Virgen del Carmen, la única de España elaborada con un tronco de roble de una sola pieza. Cientos de personas abarrotan los laterales de la calle hasta el crucero que da nombre al barrio, y desde allí la comitiva vuelve a la iglesia parroquial.
Grupos de música tradicional, bandas y charangas animan el ambiente, y la programación incluye juegos y otras actividades lúdicas. La verbena nocturna, con la actuación de grandes orquestas de Galicia, atrae también a miles de personas a esta fiesta en la que se rinde devoción a San Martiño y al vino elaborado en casa.
Y para completar el día…
Moaña ofrece numerosos lugares de interés para completar la jornada durante las fiestas de San Martiño, además de una amplia oferta de locales de hostelería de calidad.
Para una primera impresión de todo el entorno, uno de los mejores lugares es el mirador de A Fraga. Desde allí disfrutaréis de una maravillosa panorámica del municipio y de la ría, salpicada de bateas, con la ciudad de Vigo enfrente. En el centro urbano os aconsejamos dar un tranquilo paseo por el frente marítimo (la Alameda de Moaña) y disfrutar de monumentales esculturas como la de O Fisgón. Además, si vais con niños, este espacio dispone de un parque infantil muy bien equipado. Desde allí podéis caminar siempre al lado del mar hasta la playa de O Con, de bandera azul.
El arenal de mayores dimensiones de Moaña es A Xunqueira, con un sistema dunar recuperado, un paseo de madera y una amplia zona ajardinada con árboles de gran porte. Si seguís caminando desde allí en dirección opuesta al casco urbano llegaréis a Samertolameu, también con un estupendo parque en el que pasar un rato de ocio.