Abrazada por el Miño y el Atlántico
Abrazada por el río Miño y el océano Atlántico, su centro de vida y ocio gira alrededor del puerto, entre el bullicio de los barcos y las y los vecinos y visitantes que los despiden cuando salen a faenar.
La influencia marinera se percibe en cualquier rincón de la localidad, dando un paseo por sus estrechas calles empedradas y hermosas plazas, y en sus construcciones típicamente marineras. Su emplazamiento estratégico fusiona paisajes de litoral, río y montaña que rodean el pueblo de abundantes recursos naturales. En A Guarda se daban las condiciones perfectas para el establecimiento de una dinámica población.
![Puerto deportivo de A Guarda](/documents/11015/956835/puerto-deportivo-a-guarda.jpg/ede74b33-471e-443a-9765-6d9329e5d85c?t=1560773537000)
La joya de la corona de la región es el monte Trega, que emerge entre el océano Atlántico y el río Miño como una perfecta atalaya
A nivel arquitectónico destaca la colorida fachada marítima, que forma parte de su centro histórico y es una de las estampas más reconocibles de As Rías Baixas. Se trata de un conjunto de viviendas bajas de múltiples colores integrado en el barrio de A Mariña, cuyas edificaciones son de las más antiguas del pueblo.
La joya de la corona de la región es el monte Trega, que emerge entre el océano Atlántico y el río Miño como una perfecta atalaya. Nos ofrece unas impresionantes vistas sobre el estuario, la frontera portuguesa y el centro histórico guardés.
Manteniendo la tradición de los pueblos marineros de Galicia, A Guarda es conocida también por sus multitudinarias fiestas populares, entre las que sobresalen la Festa do Monte, la Fiesta de la Langosta -su plato por excelencia- y la Fiesta del Roscón de Yema, que es uno de los postres típicos de la gastronomía del sur de Pontevedra.