El Camino portugués por la costa permite a los peregrinos transitar con la vista en el mar
Hacer el Camino de Santiago es una de las actividades preferidas por los turistas para disfrutar del entorno natural y cultural de Galicia, entre otros motivos. En concreto, tras el Camino Francés, el Camino Portugués es por el que transitan más peregrinos.
Recientemente una de sus variaciones por la costa sur de la provincia de Pontevedra adquiere carácter oficial y se convierte en una de las sendas más hermosas gracias a los paisajes del tramo litoral que atraviesa. El Camino portugués por la costa se estrena como camino oficial en mayo de 2016. Desde A Guarda hasta Santiago de Compostela son alrededor de 150 kilómetros de ruta.
Una vez cruzada la desembocadura del río Miño, procedente de la localidad portuguesa de Caminha, la ruta jacobea transcurre en paralelo a la costa atlántica por A Guarda, Oia, Baiona, Nigrán, Vigo y Redondela, donde enlaza con el Camino portugués principal en dirección a Pontevedra y Caldas de Reis hasta llegar a Santiago.
Una vez superado el límite geográfico y político que supone el río Miño, los peregrinos se adentran en tierras gallegas atravesando villas marineras, como A Guarda; enclaves monacales que contemplan el mar, como el de Santa María de Oia del siglo XII -origen también de su denominación como Camino monacal- y conjuntos histórico-artísticos como el de Baiona. En su recorrido hacia Santiago, los peregrinos pueden admirar el paisaje rural de San Pedro de la Ramallosa, en Nigrán y a lo largo de su camino cruzan el núcleo urbano de Vigo, la ciudad más grande de Galicia. En este trecho disfrutarán de las espectaculares vistas de la ría de Vigo, con las Islas Cíes como telón de fondo, la península del Morrazo y el puente de Rande.
Enlace con el Camino portugués central
Los peregrinos llegan hasta Redondela, donde enlazan su ruta con el Camino portugués central y prosiguen su trayecto. La panorámica de la ensenada de San Simón los acompaña. En su recorrido tendrán que salvar cauces fluviales a través de hermosos puentes medievales o romanos como Ponte Sampaio. En Pontevedra los espera la Virgen Peregrina y en su continuación hacia Caldas de Reis conocerán la villa de aguas termales. Pontecesures será otra de las ocasiones en las que se verán obligados a cruzar un río, en esta ocasión el Ulla, que es el delimitador natural de las provincias de Pontevedra y A Coruña. De este modo llegan a Padrón, donde la leyenda cuenta que llegó la barca del Apóstol Santiago con sus restos.
Sendero con historia
Partes del trazado se asientan en algunas de las calzadas de la Gallaecia romana, utilizados durante siglos. Entre ellas, la Vía XIX, que guió a los caminantes en las primeras épocas de peregrinaciones y constituyó una línea de intercambio cultural y económico entre Galicia y Portugal. Esta ruta facilitaba a los peregrinos avanzar con la vista puesta en el mar y rehuir uno de los tramos más transitados. Les permitía caminar por un recorrido costero más llano y cómodo, con una ruta rodeada de encanto natural.
A diferencia de otros itinerarios, el Camino portugués no tiene un trazado único y la existencia de variantes como el Camino portugués de la costa confirma la expresión de que hay tantos Caminos de Santiago como peregrinos existen.